el desierto incandescente de la aquiescencia del delirio
como un flujo de vorágines de truenos de sangre del punto piedra, piedra infinita
rafagas de abismos, acuarela de laberintos
iridiscencia de agujeros negros multidimensioales
fuego sangre, multiples lunares de vidrio
crispados entre mi piel y el viento, el cosmos, con todos los ojos abiertos
cosmos, castillos de carne transparente, diáfanos candelabros de fuego semilíquido
mecheros, transegénicas ontologías, castillos de vidrio, osarios, geometrías astrales
oros líquidos que rasguñan el diagrama de Luz
Daimajamai
Arte nómada, anti-infinitrónicas ideologías, halos de carne que andan como el viento entre las montañas de paraísos abismales, caminatas iridiscente, espíritus rebeldes que surcan por todo el mundo, como ráfagas espectrales, irisferencia circulo carnal...
Este es el arte de un viajero, una de esas personas que tomaron la filosofía nómada, dejó la obliteración del sistema para andar por la geometría del viento, saltando de país; según él, nació en Brasil; manejaba muchas lenguas, por suerte el español una de ellas con mucha destreza, a decir verdad,como si fuera su lengua natal, me hacía sentir extranjero de lo bien que la hablaba. Hoy abrazo con alegría su recuerdo, un tipo raro, solitario de costumbres desorbitadamente extrañas; a pesar de que lo conocí tres meses, se me hicieron decenios, un poeta ultraterreno, un espectro de la iridiscencia del viento, un humano sin nombre, el anónimo apoteósico. Tuve suerte de ser un tanto similar a él y convertirme en su amigo, hacerme digno de sus obsequios artísticos, pocos reciben mis regalos, decía. Tal vez nunca lo vuelva a ver, sin embargo sé que lo seguiré viendo en mis sueños, su espíritu astral me ha visitado regularmente desde entonces, hace dos años.
No tengo mucho material de él, un par de canciones más, así como poemas, en el futuro las pondré.
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