El primer disco conceptual de estos suecos con claras tendencias innovadoras para su tiempo (1996). Ciertamente, un disco de Death Metal con una sola canción de 40 minutos no era algo que se esperara en el ambiente brutal de la escena del metal extremo de mediados de los noventa. Y justamente este disco se deslinda bastante de toda esa idiosincracia, pues sus tintes y detalles constan de bastante melodía y riffs limpios, eso sí, rodeados en casi todo momento de blast beats crudos al más puro estilo sueco de los grandes fundadores Unleashed.
En sí, debe decirse que es una obra que cualquier fanático del estilo de Opeth sabrá apreciar. Mucho más tendiente a ambientes pesados y distorsionados, pero no abandona esos pequeños lapsos en que la canción parece transportarnos a pequeños jardines secretos, tranquilos y sutiles, donde la hermosura misma se nos presenta en progresiones suaves y dulces para convertirse repentinamente en trastornos y pesadillas nuevamente. Para esas cuantas personas que ya han sentido esto en memorables obras del maestro Akerfeldt, les encantará saber que es guitarrista invitado en este disco, ¡y hasta llega a echarse unos buenos guturales sorpresa!
El concepto es bastante interesante (aunque hoy en día algo choteado ya por un par de películas de supuesta “ciencia-ficción”), pues habla de un futuro post-apocalíptico donde los humanos ya no pueden reproducirse. Sin embargo, consta de una cronología de eventos muy larga que es innecesario plantear aquí. En fin, sin más por reportar, gocen de este proyecto que cautivó a tantos con su original mezcla de Death melódico.
